El carnicero de Zárate fue absuelto por un jurado popular: “Nunca fui un justiciero”

Consideraron que Daniel Oyarzún actuó en legítima defensa y lo declararon “no culpable”. Él dijo que sueña con reabrir su local.


A dos años exactos del día en que su vida dio un vuelco, Daniel “Billy” Oyarzún (38) recibió ayer una noticia que ayudaría a encarrilarla: un jurado popular lo declaró inocente del crimen de Brian González, el joven de 24 años al que atropelló y mató después de un asalto en su carnicería de Zárate. Un jurado popular entendió que se defendió legítimamente de una agresión ilegítima y que, por lo tanto, no debía recibir sanción alguna.

El veredicto se conoció en los tribunales de Campana tras cuatro jornadas de un debate que tuvo momentos muy intensos.

“Nunca fui un justiciero, siempre fui un laburador y mi sueño es recuperar mi carnicería”, aseguró Oyarzún al salir de los tribunales, reconociendo que lo primero que pensó al escuchar el fallo fue en “que iba a poder seguir criando a mis hijas”.

“Soy inocente, se hizo justicia”, insistió el muchacho, quebrado por el llanto. En estos dos años tuvo que mudarse tres veces por las amenazas y cerrar su negocio, agobiado por “las deudas, las bajas ventas y el estrés”. “Esto nos destruyó”, habían dicho en su familia.

El carnicero agradeció especialmente a la gente que lo apoyó durante todo este tiempo, la misma que ayer a la mañana lo esperó en la puerta de los tribunales de Campana con una bandera en la que escribieron: “Zárate te apoya, Billy”. Y le cantaron: “Se siente, se siente, Billy inocente”. Después de que salió, ya absuelto, unos 50 amigos y familiares coincidieron en clamar “se lo merece”.

El jurado que declaró a Oyarzún “no culpable” fue integrado por 12 vecinos de Zárate y Campana sorteados por la Lotería, entre los que había un operario, una ama de casa, un albañil, un comerciante y una docente. El fiscal del juicio, José Luis Castaño, pidió en su alegato que el carnicero fuera condenado por “exceso de legítima defensa” (delito que se pena con 1 a 5 años de cárcel); el abogado de la familia de Brian González, Ernesto Gómez, solicitó una sentencia por “homicidio simple” (pena de 8 a 25 años); y el defensor del carnicero, Ricardo Izquierdo, consideró que actuó en “legítima defensa”. Su planteo de absolución fue el que se impuso.

Según el Código Penal, es inimputable (no debe ser castigado) todo aquel que “obrare en defensa propia o de sus derechos, siempre que concurrieren las siguientes circunstancias: agresión ilegítima; necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla; falta de provocación suficiente por parte del que se defiende”. El jurado consideró que la conducta del carnicero encajó en esta definición legal.

Antes del fallo, Oyarzún dijo sus últimas palabras, con lágrimas en los ojos: “Confío en la Justicia. Lo que pasó yo no lo quise hacer. Les pido que me dejen disfrutar de mi hija y trabajar. Es lo único que quiero”.

Los integrantes del jurado deliberaron durante unas cuatro horas antes de anunciar su fallo. Debían coincidir en 10 votos, pero fue unánime e implicó la libertad definitiva de “Billy”. El veredicto no puede ser apelado.

Ayer se cumplieron dos años de aquel 13 de septiembre que cambió la vida de Oyarzún y reabrió el debate por la “justicia por mano propia”.

Hasta el presidente, Mauricio Macri, se refirió al caso: “Oyarzún debería estar con su familia, tranquilo, tratando de reflexionar en todo lo que pasó mientras la Justicia decide por qué paso, por qué sucedió”, dijo mientras el carnicero estaba detenido. Ese arresto duró tres días.

De acuerdo con la reconstrucción que hizo la Justicia, el 13 de septiembre de 2016 al mediodía Marcos Alteño (24) entró armado a la carnicería “Billy Yoou”, en Echeverría 2085, Zárate. Apuntó a la cuñada de Oyarzún, que era la cajera, y se llevó la plata de la caja: 5 mil pesos.

Antes de escapar, disparó dos veces dentro del local. Enseguida se subió a la moto que lo esperaba en la puerta: la manejaba Brian González.

Escaparon hasta que notaron que el carnicero los seguía de cerca en su auto. A unos 200 metros del local, Alteño saltó de la moto y escapó corriendo. Oyarzún quiso hacer caer a Brian y lo chocó: lo aplastó contra una columna. Una vez en el piso, un grupo de vecinos empezó a golpearlo, mientras el carnicero lo insultaba.

El joven murió siete horas después. Alteño fue detenido meses más tarde y fue condenado a seis años de cárcel por el robo.