Las medidas aplicadas por el Gobierno desde un primer momento estuvieron focalizadas en seducir inversores, los que, según la expectativa oficial, serían los que motorizarían la economía a partir de sus desembolsos en actividades productivas. Fue así que el equipo económico de Cambiemos siguió las recomendaciones de consultoras, organismos multilaterales y de las cámaras empresarias. Se eliminaron así las restricciones al ingreso y salida de capitales, se dejaron a la suerte del mercado los precios de la energía y se quitaron retenciones a sectores con ganancias extraordinarias que generaban divisas genuinas.
Durante todo ese proceso los interlocutores del establishment celebraron cada una de las medidas tendientes a conducir al país a una economía “más de mercado”. Ahora comienza a evidenciarse los efectos de esas políticas y hasta los primeros aplaudidores se desmarcan lentamente ante la actual crisis económica. En un encuentro con inversores y clientes, Torres habló de las estimaciones de Moody’s para la Argentina. “Si bien no tenemos un modelo, el año próximo va a haber caída. Vas a tener una corriente algo negativa por lo fiscal y las tasas altas no van a bajar. Lo bueno será la cosecha. Veremos de cuánto es la caída en 2019”, les dijo uno de los directores de la calificadora.
Los dichos de Torres coinciden con los últimos informes Moody’s. El lunes la agencia de rating crediticio emitió un informe con motivo de los anuncios del Gobierno. Con el objetivo de rediscutir las condiciones del acuerdo con el FMI, se anunció un mayor recorte fiscal con eliminación de ministerios, la aplicación de retenciones fijas a las exportaciones y el traspaso de subsidios a las provincias. En un informe preliminar, con datos que no fueron aún oficializados, Hacienda estimó una caída de 2,4 por ciento de la actividad y una inflación del 42 por ciento. Sólo en este último dato coincidió Moody’s. En el documento que difundieron a principio de semana advierte que una revisión del acuerdo con el Fondo conllevará medidas de austeridad adicionales, con mayores tasas de interés y políticas fiscales más restrictivas “que amenazan con sumir a la economía en una profunda recesión”.
Moody’s incluso hizo allí referencia al levantamiento de los controles de capitales que se le exigió a la Argentina para, entre otras cosas, mejorar su perfil crediticio. En su análisis destaca que por la eliminación de esa regulación ingresaron al país 85.000 millones de dólares, el doble de lo que recibió el mercado mexicano. Se trataron de fondos cuyo destino fue la inversión especulativa para aprovechar las altas tasas internas en pesos y la posibilidad de dolarizar ganancias. “Los flujos de cartera caros exponen a la moneda argentina, especialmente en un entorno en el que los participantes del mercado perciben que las perspectivas de Argentina son cada vez más riesgosas”, señala ahora Moody’s. En ese informe, al igual que como lo viene haciendo desde junio, critica la decisión de seguir subiendo la tasa de interés para evitar la corrida cambiaria. Para la firma estadounidense las subas “han sido insuficientes para restablecer la confianza de los inversores”. “La decisión del BCRA de aumentar la tasa de política monetaria del 45 al 60 por ciento (a fin de agosto) es una clara señal de que los planteamientos de política económica hechos hasta la fecha no han sido suficiente para contener las presiones financieras que enfrenta Argentina”, afirmó entonces Mauro Leos, director general asociado de la calificadora.