Rosario: DenunciĆ³ a narcos y le balearon la escuela y la parroquia

Fue en la madrugada del domingo. El cura pĆ”rroco vinculĆ³ los ataques con sus dichos sobre la venta de drogas en el noroeste de la ciudad.

Desconocidos atacaron a balazos una escuela y una parroquia en el barrio Larrea de Rosario, y el cura pĆ”rroco vinculĆ³ los hechos con sus denuncias sobre la venta de droga en la zona.

Todo comenzĆ³ la semana pasada, cuando el sacerdote Juan Pablo NĆŗƱez, de 37 aƱos, de la parroquia “MarĆ­a Reina”, fue amenazado por dos jĆ³venes vinculados al narcotrĆ”fico. "AgarrĆ” plata, callate la boca o te quemamos", le dijeron dos chicos de "no mĆ”s de 18 aƱos".

NĆŗƱez, oriundo de Villa Gobernador GĆ”lvez, enviĆ³ un mensaje de WhatsApp a la comunidad educativa del barrio: "Docentes y comunidad de MarĆ­a Reina. Hace unos meses la violencia se incrementĆ³ en el barrio por la venta de drogas. TomĆ© contacto con autoridades y los denunciamos. Tenemos vecinos amenazados para que vendan drogas o callen su boca. Confiamos en la protecciĆ³n de MarĆ­a", decĆ­a el texto.

Finalmente, en la madrugada de este domingo se produjo el violento ataque. Doce balas calibre 9 milĆ­metros perforaron el frente de la capilla y las puertas del Colegio Paulo VI, indicĆ³ hoy el diario La Capital. El cura sabe que el mensaje que mandĆ³ llegĆ³ a "los narcos del barrio" y que las balas fueron la respuesta. Pero dice que no tiene miedo. "Es mi misiĆ³n pastoral", asegurĆ³ ayer frente al altar.

Los atacantes habrĆ­an cometido el hecho desde una moto que llegĆ³ a las 3.23 de la maƱana hasta calle MĆ©xico al 1000 bis. AllĆ­ funciona la parroquia "MarĆ­a Reina" y enfrente estĆ” el colegio Pablo VI. "Se escucharon primero unos seis o siete tiros y despuĆ©s otros mĆ”s", contĆ³ un vecino. Siete tiros fueron directos contra la puerta de chapa del colegio, y unos ocho mĆ”s perforaron el frente vidriado de la capilla y llegaron al altar.

Droga

El padre NĆŗƱez estĆ” al frente de la capilla dependiente del Arzobispado de Rosario hace cuatro aƱos. "Hace cuatro semanas decidĆ­ recurrir a las autoridades y denunciar Ć©sto. Mi grito es que hagan algo por el barrio y por la gente. El martes un chico que vino a comprar drogas a uno de los bĆŗnker del barrio entrĆ³ a la escuela y quiso robar una bicicleta. El martes le robaron el auto a una docente y apareciĆ³ quemado a un costado del edificio de la escuela. Es insoportable", dijo con una bronca paciente.

"La gente cuenta cosas terribles. Los paran en la calle y los extorsionan, les dicen que si hablan los van a matar. A muchos pibes los narcos los captan para vender cocaĆ­na en el bĆŗnker o tipo delivery. Les regalan motos, les dan plata. Son pibitos de entre 15 y 18 aƱos. A mĆ­ los que me amenazaron, que tendrĆ­an esa edad, me dijeron que agarrara una parte de la plata y que si no me quemaban. Entonces yo me dije: si quieren una guerra voy a seguir peleando por y con la gente. Yo sabĆ­a que me iban a reventar y los denunciĆ© con un mensaje de celular el jueves. Dos dĆ­as despuĆ©s nos balearon la capilla".

"Hace tres aƱos abrimos un centro de salud para recuperar chicos y los narcos empezaron a amenazarlos para que no vinieran. A los abuelos no los dejan pasar por calle JosĆ© Ingenieros, donde estĆ” uno de los bĆŗnker. Y hay robos a comerciantes y tiros todos los dĆ­as. Cuando escucho tiros o me cuentan cosas sufro por mi familia, que es esta parroquia y estos hijos", aƱadiĆ³.