Una máxima de la administración tributaria en la Argentina habla de la necesidad, en momentos de crisis (como el actual), de recibir algún tipo de ayuda desde el Gobierno ante la presión impositiva.
Se considera que en épocas de actividad recesiva y de bajos ingresos, la autoridad debe ser menos dura en el momento de percibir que los niveles de morosidad aumentan. Más que un reflejo de mayor evasión o elusión tributaria, lo que se refleja con estos fenómenos es un mundo de contribuyentes que, al no poder hacer frente a los altos costos y bajos ingresos, elige por una cuestión de simple supervivencia retrasarse en los pagos de impuestos.
Más si se trata, como en la actualidad, de una situación generada, entre otros motivos, por las extravagantes tasas de interés avaladas por el Gobierno y que dejan al sector productivo fuera de toda posibilidad de crédito. A contramano de esta lógica, el Ministerio de Hacienda decidió elevar los resarcitorios a 4,5% y los punitorios a 5,6%. Es otra manera, poco seria, de aumentar la presión.
