Fernández, flanqueado por el presidente de la entidad industrialista Miguel Acevedo, planteó: “Estoy renunciando a mi capacidad de decidir solo y les estoy proponiendo decidir entre todos, con el riesgo que eso supone”. En este sentido, propuso convocar a un Consejo económico y social y destacó la necesidad de generar “políticas de Estado” permanentes para que la economía nacional pueda volver a crecer.
“Hemos llegado a un punto de caída que debería asombrarnos. Es tan grande que asomaron enfermedades que creíamos erradicadas, como el sarampión, la varicela y la tuberculosis. Esto habla de lo que nos pasó como sociedad, ajustando”, añadió.
“Después del 10 de diciembre vamos a hacer todo lo contrario a lo que está pasando. No vamos a premiar a los que especulan sino que vamos a ayudar a los que producen”, aseguró Alberto. Luego insistió con que “las mejores sociedades cuidan el trabajo industrial, porque es el más seguro” y añadió, condenando la “timba financiera”: “En el mundo de los especuladores, ganan muy pocos y pierden los mejores, los que arriesgan y trabajan. Y esa es la peor sociedad porque premia a los que especulan”.
Fernández aseguró que su gestión apuntará a reactivar la producción y el consumo, incluso planteando controles a las importaciones de los productos extranjeros que compitan con la industria local, al mismo tiempo que se buscará que los bancos vuelquen el créditos a los sectores que inviertan en la economía y no en la especulación.
El presidente electo destacó que “los que hicieron grande el país” fueron “los empresarios que invierten en máquinas, que levantan fábricas y dan trabajo” y los definió como “víctimas de lo que nos pasa”. También recalcó la necesidad de sumar “nuevas tecnologías para producir” pero sin que ello implique reducir la mano de obra: “La solución no es tirar argentinos por la ventana, hay que generar posibilidades para que los argentinos que no acceden a esas lógicas industriales, encuentren otro lugar donde desarrollarse”.
En relación con la deuda externa, explicó: “No vamos a dejar que las obligaciones externas, que son muchas y que han sido acordadas de un modo delirante, se lleven puesta a la industria y al trabajo, que generen más pobreza y desocupación. Vamos a pagar el día que hayamos crecido más, producido más, y hayamos conseguido los dólares para pagar nuestras deudas”. Y agregó: “No quiero hacerle quitas a nadie, no quiero dejar de pagar lo que debemos, sé que esta terrible y ridícula deuda lo tomó un gobierno democrático y el resto del mundo no tiene la culpa de lo que elegimos los argentinos. Pero esta vez la deuda no la va a pagar los que menos tienen, no la van a pagar los que producen, los que dan empleo”.
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