"Es algo que sostengo desde chica, siempre quise ser policía por vocación propia", afirma la joven de 26 años. El 25 de marzo se enteró de que, luego de algunos intentos, este año había sido aceptada para ingresar al Isep.
El camino no fue fácil para ella, ni tampoco para su amiga, Keila Galván, que no corrió la misma suerte y todavía espera ser aceptada en el instituto: "Cuando sale todo esto de la identidad de género, averiguamos y nos inscribimos. Ella probó un año antes, y yo hace dos años que venía intentando", cuenta.
Si bien Narela todavía "no cae" en la magnitud de lo que logró, hace una interesante reflexión: "Discriminación no hay, pero nunca ingresa ninguna (mujer trans). Entonces siempre está esa duda: ¿qué pasa? ¿todas estamos incapacitadas? En la policía siempre se inscriben muchas personas y tienen que ir descartando, pero era medio raro".
Y sigue: "El cambio ya empezó, pero faltan varias vueltas de rosca en los ingresos de chicos y chicas trans. Fuimos tratadas espectacularmente, pero tuvimos que hacer cosas que una persona heterosexual no tiene que hacer. Tuvimos que contactarnos con abogadas, pedir recursos. Había exámenes médicos que decían que yo estaba totalmente bien pero en el Isep había una falla, así que tuve que presentar un recurso para demostrar que ellos se habían equivocado".
Aunque la pandemia y el aislamiento retrasan un poco la posibilidad de seguir cumpliendo el sueño, Narela, como muchos estudiantes, aguarda a que empiece el cursado. Pero, por sobre todo, espera que Keila también pueda ingresar: "Nos dijeron que cuando termine la cuarentena iba a hacer una respuesta, esperemos que sea.
Fuente: LT10
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