La cuarentena libera a la Naturaleza y la Argentina es uno de los países donde la gente más la respetó

La Iniciativa de biomonitoraje COVID-19 investiga el movimiento de los animales, su comportamiento y niveles de estrés antes, durante y después del confinamiento.


A la costa oriental de la India cada año llegan en primavera miles de tortugas de Ridley , en grave peligro de extinción, para desovar. Este año, sin embargo, se ha producido un hecho insólito en décadas: la mayoría de los millones de los animales nacidos ha logrado llegar al mar, sanos y salvos.

El confinamiento humano debido a la pandemia de Covid-19 redujo a mínimos el tráfico en las grandes carreteras cercanas a esas playas, cuyas luces suelen despistar y atraer a estos reptiles, y provocar que muchas tortugas mueran, machacadas. Tampoco faenaban los barcos de pesca, de manera que, al menos esta vez, no se quedaron atrapadas en sus redes, una de las causas más importantes de mortalidad.

Que los humanos hayamos pasado casi tres meses encerrados en casa para detener la expansión del SARS-CoV-2 ha afectado a la vida salvaje del planeta y ha brindado a los científicos una oportunidad única y sin precedentes para estudiar el impacto que nuestra actividad tiene sobre nuestros vecinos.

Por ello, investigadores de todo el planeta se han unido en una ambiciosa iniciativa sin precedentes, a la que han llamado "Iniciativa de biomonitoraje COVID-19" , y que tiene por objetivo investigar el movimiento de los animales, su comportamiento y niveles de estrés antes, durante y después del confinamiento. Para ello, usarán los datos obtenidos mediante dispositivos electrónicos en miniatura colocados en los animales y sistemas de satélite que biólogos en todo el planeta ya utilizaban antes de que comenzara la pandemia del coronavirus para estudiar especies.

"Este proyecto no responde a una visión romántica de 'vamos a ayudar a los animales del mundo'. Entender el impacto que la actividad humana tiene en la vida salvaje es una cuestión de crucial importancia no solo por temas de conservación, sino también para prevenir futuros problemas de propagación de enfermedades", explica a SINC Christian Rutz , investigador del Centro para la biodiversidad biológica de la Universidad de St Andrews (Reino Unido) y autor principal del artículo científico que anuncia esta iniciativa, publicado en Nature Ecology & Evolution.

Cambio de asistencia a parques naturales, plazas y playas entre febrero y abril de 2020; en la Argentina, en rojo, las visitas a esos lugares públicos cayeron al mínimo Crédito: Christian Rutz

Este consorcio internacional, formado bajo el paraguas de la Sociedad internacional de biomonitoraje (Bio-Logging Society) en colaboración con la plataforma de investigación Movebank y el Centro Max Planck-Yale para el movimiento de la biodiversidad y el cambio global, integrará una ingente cantidad de resultados de una gran variedad de especies marinas, de aves y mamíferos para captar una imagen global de los efectos del confinamiento .

"Animales y humanos formamos parte de un complejo ecosistema que, si está sano, nos proporciona innumerables beneficios y servicios", insiste Rutz, que añade: "Dependemos de la naturaleza críticamente como especie y esperamos obtener datos que nos permitan, aplicando pequeños cambios en nuestra actividad, encontrar formas de vivir en este planeta beneficiosas para todos".
Una alianza global de científicos

Durante el confinamiento, este biólogo empezó a ver a través de redes sociales fotos y vídeos de animales que disfrutaban de espacios hasta entonces ocupados por humanos: desde pumas en el centro de Santiago de Chile a delfines en las aguas costeras inusualmente calmadas de muchas ciudades del globo.

Entonces lanzó un mensaje a través de la web de la Sociedad Internacional de Biomonitoraje, de la que es el presidente, proponiendo a la comunidad científica sumar esfuerzos para estudiar los cambios en especies en las distintas partes del mundo. A los pocos días había recibido respuesta de cientos de investigadores sumándose al proyecto y ofreciendo más de 200 conjuntos de datos para analizar.

Uno de los grupos de trabajo que se unieron a la iniciativa es PAN-Environment, liderado por el biólogo español Carlos Duarte, al frente del Centro de Investigación del Mar Rojo, de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdullah, en Arabia Saudí.

Fuente: LA NACIÓN

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