Atrás quedaron las discusiones con la adrenalina a full y las pulsaciones al máximo, atrás quedó el choque de un clásico mundial que paralizó al mundo.
La historia ya se escribió. Argentina cortó una racha negra de 28 años de sequÃa y Messi anotó su primer tÃtulo con la albiceleste, algo que todos le pedÃan y exigÃan por su condición.
Mientras los medios y el mundo hablan de cada detalle de lo que dejó la Final en el Maracaná, y deciden quién fue el mejor jugador de la cancha, y hablan de las decisiones arbitrales, de la Gloria obtenida por la Selección Nacional, de la exquisita definición de Di MarÃa, de la garra de De Paul, de Dibu Martinez, porque Scaloni encontró una arquero con calidad superior y demás.
Ya pasó la entrega de medallas, la euforia del Campeón, las postales de rigor y los fuegos artificiales iluminando la noche.
Mientras el mundo futbolero de todo un paÃs tiene una alegrÃa en medio de tanta pandemia y tanta incertidumbre y restricciones, ellos Messi y Neymar, los dos amigos, rÃen como niños, porque la amistad es el bien más preciado, porque el futbol les dará revancha, porque la vida continúa, porque la risa distiende, y aunque suene raro en medio de tantas pasiones incontrolables y rivalidad entre Argentina y Brasil, el Amigo disfruta también del logro de su Amigo, aunque uno lleve la "verdeamarilla" en su corazón y el otro la albiceleste, con la que por fin, tras tantas frustraciones pudo obtener la Gloria de la Copa América.
Esta foto, esas risas, ese gesto, ese Argentina- Brasil es el que quedará también en la memoria, porque es Fútbol, es cierto, pero hay vida y amistad por encima de todo.
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