El Vaticano anunció la expulsión definitiva del cura abusador de Reconquista

La máxima autoridad de la Iglesia le quitó el estado clerical para siempre a Néstor Monzón, condenado a 16 años de prisión por abusar sexualmente de una nena de cuatro años y un nene de tres. Ya no le quedan instancias de apelación.



El Vaticano tomó una firme decisión en torno a Néstor Fabián Monzón, el sacerdote de Reconquista condenado a 16 años de prisión por el abuso de un niño de tres años y una niña de cuatro  -a la que además le contagió una enfermedad de transmisión sexual-: la máxima autoridad de la Iglesia resolvió que el cura sea expulsado perpetua y definitivamente.

Así fue comunicado a las familias de ambas víctimas por el obispo de esa cabecera departamental, quien en una carta les informó que la resolución es inapelable, por lo que el cura sentenciado ya no tiene oportunidad de presentar más recursos contra la “dimisión del estado clerical” dispuesta en su contra, que es la pena máxima en el ámbito eclesiástico.

Además de perder “todos los derechos que emanan de su condición de clérigo”, Monzón tiene prohibido celebrar misa, oír confesiones y administrar sacramentos por el resto de su vida.

El caso

El 3 de diciembre de 2015, los padres de una niña de tres años denunciaron ante la Fiscalía de Reconquista al sacerdote Néstor Monzón por un abuso sexual cometido contra su hija. Según relató la madre, la menor jugaba una tarde en su casa cuando quedó quieta en un rincón y empezó a contarle lo sucedido.

La causa tomó su curso y el cura fue imputado por abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por su condición de pertenecer al culto religioso.

Luego, en julio de 2016 nuevamente Monzón fue denunciado, en este caso es por el abuso sexual de un nene de tres años, que es primo de la nena. Ambos niños estaban juntos cuando ocurrieron los hechos. La imputación fue idéntica: abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por su condición de pertenecer a un culto religioso.

En el caso de la nena, además, se contempló como agravante el serio perjuicio a su salud, ya que el religioso le contagió el virus del papiloma humano (VPH), una enfermedad venérea.

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