Rosario conmocionada tras las balaceras a locales gastronĂ³micos

Un carribar de 27 de Febrero al 800 y una parrilla de Boulevard Pellegrini fueron baleados durante el fin de semana sin mĂ³viles aparentes. Tres heridos fuera de peligro.



Con la saga de media docena de ataques a balazos contra minimercados estaciones de servicio sin esclarecer, la ola de “terror a la rosarina” se enfocĂ³ ahora en dos tradicionales locales gastronĂ³micos —uno en el centro— que fueron blancos de balaceras casi simultĂ¡neas durante la noche del domingo. Primero fue el turno de Jorgito Junior’s, uno de los carritos mĂ¡s importantes de la ciudad ubicado en 27 de Febrero al 800, y minutos despuĂ©s fue atacada la parrilla El Establo en Pellegrini al 1700. En ambos ataques hubo personas heridas aunque en principio ninguna de gravedad. Y causaron una lĂ³gica conmociĂ³n, no sĂ³lo a las vĂ­ctimas presenciales sino prĂ¡cticamente a todos los rosarinos que durante la jornada de ayer no dejaban de ver el video de una cĂ¡mara de vigilancia en la que se podĂ­a ver a un gatillero que estaciona su moto en la vereda de la parrilla, le hace un ademĂ¡n a un empleado del lugar para que se corra y dispara al menos cuatro veces contra el lugar: una bala destruyĂ³ una botella de vino en una mesa donde habĂ­a gente comiendo y otra alcanzĂ³ a un mozo que ayer se recuperaba sin que pudieran extraerla.

El fin de semana largo con la ciudad a tope de turistas le dio un marco especial a esta saga de ataques que, sin amenazas previas ni pedidos de dinero contra los dueños de los lugares atacados, todavĂ­a se investigan como hechos de intimidaciĂ³n pĂºblica cuyos mĂ³viles no pueden superar la vara de las conjeturas. En este contexto fueron ayer las autoridades policiales de la ciudad quienes convocaron a la prensa para brindar, ayer a la tarde, su parecer sobre la situaciĂ³n y exponer alguna de las hipĂ³tesis con las que estarĂ­an trabajando.

De repente

A las 23.40 del domingo la plaza Lucio Fontana de 27 de Febrero al 800 estaba tan colmada como de costumbre con gente pasando la noche sobre el cĂ©sped o las escalinatas. La previa del feriado del lunes, Ăºltimo fin de semana largo del año, le habĂ­a brindado a la noche la posibilidad de extenderse un poco mĂ¡s. En ese clima muchas personas hacĂ­an fila en el local de comida Jorgito Junior’s para cenar ahĂ­ mismo o bien cruzar a la plaza. Todo tranquilo hasta que, de repente, los tiros.

>>Leer mĂ¡s: Videos: asĂ­ fue el ataque a tiros contra El Establo y la reacciĂ³n de pĂ¡nico de los comensales

El primer aviso a la policĂ­a indicĂ³ que dos hombres que circulaban en moto por 27 de Febrero gatillaron en movimiento contra el negocio donde varias personas esperaban su turno para hacer sus pedidos, cenar ahĂ­ mismo o llevarse la comida. El local no tiene ventanales ni puertas, sino que el mostrador donde se realizan los pedidos estĂ¡ casi en la vereda.

Luego de los balazos la clientela optĂ³ por correr o tirarse al piso. Como consecuencia del fugaz atentado dos adolescentes de 16 y 18 años resultaron baleados, pero ayer ya estaban fuera de peligro. Los fiscales de la Unidad de Balaceras ordenaron al gabinete criminalĂ­stico de la Agencia de InvestigaciĂ³n Criminal (AIC) para levantar rastros, tomar testimonios y relevar cĂ¡maras de vigilancia de la zona. En la escena se levantaron cuatro vainas servidas y se constataron dos impactos en el frente del local.

Todos al piso

Menos de diez minutos despuĂ©s el blanco del ataque fue la parrilla El Establo de Pellegrini al 1700. Eran cerca de las 23.50 cuando un hombre llegĂ³ en una moto que detuvo en la vereda que este restaurante, a diferencia de la gran mayorĂ­a de comercios gastronĂ³micos del paseo, no utiliza para desplegar mesas y sillas. Con el casco puesto, sin apagar el motor ni bajar del vehĂ­culo, el tiratiros hizo un ademĂ¡n a un trabajador del local para que se corriera y extrajo un arma de fuego con la que realizĂ³ cuatro disparos. Acto seguido guardĂ³ el arma y se dio a la fuga.

En el local con capacidad para 300 personas habĂ­a un centenar, entre comensales y trabajadores, que apenas escucharon los disparos se tiraron al piso o se levantaron corriendo de las mesas. “EstĂ¡bamos festejando el cumpleaños de mi suegro, terminando de comer. Fui al baño y al volver a la mesa los mozos estaban gritando «tĂ­rense al suelo, estĂ¡n baleando el frente». Fue un caos total. Me fijĂ© que mi familia estuviera bien y nos fuimos hacia la cochera que estĂ¡ atrĂ¡s del local”, contĂ³ a varios medios MartĂ­n, uno de los clientes presentes cuya familia habĂ­a ocupado una mesa grande mĂ¡s cerca de la parte posterior del local.

El cliente recordĂ³ que a tres metros de su mesa comĂ­an seis personas y una de las balas impactĂ³ en una botella de vino que estaban tomando. “La novia de un amigo se cortĂ³ la pierna con un vidrio. Pero estĂ¡n todos bien”, agregĂ³ conmocionado por lo que habĂ­a vivido horas antes. “El lugar estaba lleno de gente. Al momento de los tiros habĂ­a muchas mesas libres porque la gente habĂ­a salido a fumar, por suerte. Si llegaban a estar todos en las mesas esto hubiese sido un desastre. La bala que pegĂ³ en la botella de la mesa de mi amigo, si alguna persona estaba de frente a esa botella le pega en el pecho. Una locura total”.

La conmociĂ³n instantĂ¡nea se renovĂ³ cuando los presentes se enteraron de que uno de los plomos habĂ­a alcanzado al mozo Cristian Santos en la zona dorsal. El trabajador de 49 años fue llevado en un auto particular al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca) donde destacaron que tuvo mucha suerte de que la bala hubiera quedado alojada en su cuerpo sin comprometer Ă³rganos ni partes sensibles. En tal sentido se decidiĂ³ no extraer el proyectil ya que no representa un riesgo para el paciente, que fue dado de alta durante la mañana.

“Fue horrible, horrible. AcĂ¡ podrĂ­a haber habido muchos muertos”, dijo Osvaldo De Marco, dueño de la parrilla, y afirmĂ³ que —tal como los propietarios de las estaciones de servicio atacadas al comienzo de esta saga de intimidaciĂ³n pĂºblica— no habĂ­an recibido amenazas ni tienen problemas que expliquen un ataque como el sufrido. “Somos gente de trabajo, no tenemos problemas, no tenemos deudas, ni un sĂ­ ni un no con un vecino”, resumiĂ³ el comerciante, y lamentĂ³ la situaciĂ³n que atraviesa la ciudad. “Esto no se va a resolver en el corto tiempo porque acĂ¡ hay un problema de fondo y que ellos, y me refiero a los que les damos el voto, dicen que no se puede resolver. Nos ganaron la calle y va a ser difĂ­cil recuperarla. Yo tengo que seguir porque tengo 60 familias trabajando conmigo y esto es lo que hago. SerĂ­a mĂ¡s fĂ¡cil bajar la persiana, tengo edad para decir «hasta acĂ¡ lleguĂ©», pero tento empleados de 20 años (de antigĂ¼edad) que son tambiĂ©n mi familia, con estos muchachos paso mĂ¡s tiempo que con mi señora y mis hijos. Por eso voy a seguir, no me van a parar”.

IntimidaciĂ³n

Durante el domingo la noticia en Rosario fue la actividad turĂ­stica en el marco del fin de semana largo. La ocupaciĂ³n hotelera llegĂ³ al 80% y los locales gastronĂ³micos registraron un buen rendimiento a toda hora. La ciudad le abriĂ³ las puertas a turistas que llegaron sobre todo de provincias como CĂ³rdoba, Entre RĂ­os y Buenos Aires y se logrĂ³ una amplia ocupaciĂ³n en alojamientos de distintos tipos.

Las balaceras registradas este domingo contra El Establo y Jorgito Junior’s ocurrieron en ese contexto. Pero tambiĂ©n sucedieron en sintonĂ­a con una serie de hechos violentos, y de caracterĂ­sticas similares, que tuvieron lugar en las Ăºltimas semanas. Episodios que, mĂ¡s allĂ¡ de las particularidades y trasfondo de cada caso, aparecen como intimidaciones pĂºblicas que ponen el vilo a funcionarios y ciudadanos.

Noviembre estĂ¡ siendo atravesado por balaceras a comercios y establecimientos de distintos rubros. Primero fueron las estaciones de servicio: a lo largo de una semana fueron baleados seis locales. Luego continuaron los ataques a dos escuelas. Uno de ellos la madrugada del domingo 14, contra la Escuela Santa Isabel de HungrĂ­a, de Cafferata al 4000, que fue centro de votaciĂ³n en las elecciones. El otro hecho fue contra la TĂ©cnica Nº 472 Crisol, en la que ademĂ¡s de los balazos dejaron una amenaza escrita: “O se comunican con la mafia o siguen las balaceras”. Fue ese el Ăºnico episodio en el que se registrĂ³ alguna especie de amenaza, aunque en rigor no es suficiente como para dilucidar un mĂ³vil.

Pasadas las elecciones legislativas del domingo pasado, un mojĂ³n que llegĂ³ a considerarse entre las posibles causas de los ataques —“siempre pasan cosas raras en Santa Fe en vĂ­spera de comicios”, alcanzĂ³ a esgrimir un funcionario provincial— llegaron los distintos atentados y vandalizaciones contra sĂ­mbolos y sedes de los clubes Rosario Central y Newell’s Old Boys.

El mĂ¡s grave de ellos fue el ataque incendiario contra la sede cĂ©ntrica del club de Arroyito, ubicada en Mitre al 800, hecho en el que resultĂ³ herido el guardia de seguridad privada.

Por Ăºltimo, durante el fin de semana se registrĂ³ un ataque a balazos contra la sede del Sindicato de Camioneros, de Pasco al 1000, en un hecho que no dejĂ³ heridos.

Sin explicaciones

Desde la AsociaciĂ³n de Empresarios y Hoteleros GastronĂ³micos de Rosario (Aehgar) indicaron que luego de esta serie de intimidaciones contra distintos locales de la ciudad habĂ­a crecido la preocupaciĂ³n en el rubro. Es que ante la avanzada de la violencia desde el sector creyeron posible que el rubro gastronĂ³mico apareciera como el siguiente blanco de este tipo de hechos. AsĂ­ fue y, como ocurriĂ³ con los demĂ¡s episodios, parece no haber explicaciones mientras tampoco surgen avances de las investigaciones sobre los hechos para lograr entender quĂ© hay detrĂ¡s de estos ataques.

A raĂ­z del contexto que suele estar detrĂ¡s de casos de este tipo lo primero que surgieron fueron las sospechas de conflictos gremiales o deudas. Sin embargo con el paso de los dĂ­as poco se pudo afirmar sobre las motivaciones de cada hecho. Incluso el dueño de El Establo ya desestimĂ³ que el atentado contra su local haya sido por deudas o bajo amenazas previas.

Este cĂºmulo de atentados representan la gravedad particular de haber ocurrido en lugares donde hay actividad social. Tanto en las estaciones de servicio como en las escuelas o locales gastronĂ³micos no sĂ³lo se vieron afectados por estos hechos los encargados y trabajadores sino tambiĂ©n los vecinos que los frecuentan. La sensaciĂ³n alrededor de cada episodio es el temor de que algo similar vuelva a ocurrir en cualquier momento. El miedo estĂ¡ ganando lugar en mĂ¡s espacios pĂºblicos, ya no sĂ³lo en los barrios donde se registra la mayor cantidad de balaceras y homicidios a toda hora.

Hasta anoche al cierre de esta ediciĂ³n, mĂ¡s allĂ¡ de la conferencia de prensa convocada por funcionarios policiales, no habĂ­an aparecido declaraciones de parte de funcionarios locales o provinciales que puedan dar cuenta de la preocupaciĂ³n polĂ­tica sobre esta situaciĂ³n. Desde el Ministerio de Seguridad de la provincia aseguraron que su titular Jorge Lagna estuvo reunido durante el mediodĂ­a del lunes con representantes de la fiscalĂ­a y de la policĂ­a. Mientras que desde el Ministerio PĂºblico de la AcusaciĂ³n indicaron que la fiscalĂ­a de Flagrancia espera avances a partir de las primeras medidas de investigaciĂ³n tomadas a partir de los Ăºltimos hechos.

FUENTE: LA CAPITAL

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