A confesión de parte, igual «pague la deuda»

 


El Fondo Monetario Internacional (FMI) reconoció que el programa aprobado en el gobierno de Mauricio Macri en 2018 «no cumplió con los objetivos». El trámite es de rutina para los préstamos de gran magnitud, como en el caso argentino. En el informe, que se da en el marco de la renegociación por esa deuda de casi 45 mil millones de dólares, hubo críticas a la gestión macrista y una pequeña autocrítica: «se entendió bien que el programa era de alto riesgo».

En uno de los párrafos del informe, el FMI sostuvo que «el programa salió de su curso en agosto de 2019 y la Junta Ejecutiva solo completó cuatro de las doce revisiones previstas». La definición es parte de la evaluación ex post, habitual en los programas a países que reciben fondos por encima de sus posibilidades y participación porcentual en el organismo, que además reconoció que el gobierno de Mauricio Macri «no cumplió con los objetivos de restaurar la confianza en la viabilidad fiscal y externa».

«El programa salió de su curso en agosto de 2019 y la Junta Ejecutiva solo completó cuatro de las doce revisiones previstas. Las autoridades decidieron cancelar el acuerdo el 24 de julio de 2020», señaló el organismo tras la evaluación que realizó el Directorio del organismo.

La revisión es de carácter normativo cuando se otorgan créditos por encima de los cupos que le corresponden a cada país miembro y la Argentina obtuvo, de manera extraordinaria, un préstamo stand-by de 57 mil millones de dólares en 2018, de los cuáles 44.700 llegaron efectivamente al país.

Fue de tal nivel lo excepcional de la situación que el propio Mauricio Claver Carone, actual titular del Banco Interamericano de Desarrollo, reconoció públicamente que el préstamo fue otorgado a Macri para que pueda ganar su reelección en 2019.

Para despejar dudas, Claver Carone no revista en el Instituto Patria, ni en el Instituto de Pensamiento Socialista, ni en la Federación Juvenil Comunista: fue director senior del Consejo de Seguridad Nacional en la Casa Blanca de los Estados Unidos y asesor senior en el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, durante la presidencia del amigo de Macri, Donald Trump.

En el informe de 132 páginas, el FMI remarcó que «en última instancia, la estrategia del programa resultó demasiado frágil para los desafíos estructurales profundamente arraigados y las realidades políticas de la Argentina». De esa manera describió la política económica del gobierno macrista y describió el programa original que era de 50.000 millones de dólares, pero se amplió unos meses después a 57.000 millones de dólares, de los cuales el gobierno de entonces tomó alrededor de 44.000 millones.

Ese documento, llamado Evaluación Ex-Post, es la primera explicación formal del Fondo y analiza las razones que hicieron fracasar el plan de Macri para lograr la estabilidad de la economía, tras la corrida cambiaria en abril de 2018, corolario de dos años de carry-trade, la explicación siglo 21 de la típica bicicleta financiera: dólares que entraban-mecanismos de especulación financiera como las Leliqs y las LEBAC-dólares que salían. Una historia conocida, que repite el ciclo que se desplegó desde los años 70, de la mano de José Alfredo Martínez de Hoz, valorización financiera, fuga de capitales, endeudamiento. Si la historia es repetida, lo son también las consecuencias.

«Se requiere una evaluación ex post en todos los casos de préstamos del FMI por encima de los límites normales de endeudamiento para revisar el desempeño con respecto a los objetivos originales del programa, discutir si el diseño del programa fue apropiado y evaluar si el programa fue consistente con las políticas del Fondo», dijo el organismo.


ARGENTINA RECIBIÓ EL PRÉSTAMO MÁS GRANDE EN LA HISTORIA DEL FMI

«Las líneas rojas de las autoridades se sumaron a las limitaciones en las políticas. Además, restaurar verdaderamente la confianza hubiera requerido no solo mejorar las finanzas públicas, expandir la base de exportaciones y abordar otros desafíos estructurales, sino también demostrar que las reformas para estos fines serían duraderas, un desafío complejo dada la historia y la política económica de la Argentina», agregó el texto.

El noruego Odd Per Brekk, número dos del Departamento del Asia y el Pacífico del Fondo, fue el coordinador del informe, que en otro de sus tramos señaló que la Argentina debió renegociar con los acreedores y colocar controles de capitales antes de las elecciones primarias de 2019: «se entendió bien que el programa era de alto riesgo: desde el principio, se evaluó que la deuda pública era ´sostenible pero no con alta probabilidad´.

Otra de las críticas del FMI hizo foco en una decisión central de la política económica del gobierno de Cambiemos de apostar al ajuste fiscal y el control del dólar sin reestructurar la deuda ni restaurar el «cepo». De acuerdo a esta evaluación, una operación de deuda temprana, combinada con la reintroducción de medidas de gestión de los flujos de capital, podría haber generado un programa más sólido», indicó el informe. Pero el «cepo», Macri lo puso luego de las PASO en agosto de 2019: ya era demasiado tarde.

El informe agregó que «es importante destacar que las autoridades descartaron una operación de endeudamiento y la reintroducción de medidas de gestión de flujos de capital, y no hubo un ´Plan B´ acordado con las autoridades desde el principio».

También hizo mención a la lucha contra la inflación y sostuvo que bajó mucho más lenta de lo que habían anticipado el Fondo y el equipo económico de Macri, liderado por Nicolás Dujovne, al frente del entonces Ministerio de Hacienda, y Guido Sandleris, en el Banco Central.

Hace mención, finalmente, a las elecciones PASO de agosto de 2019, que propinaron la estocada final a un programa que, el informe de Brekk afirma, nunca logró hacer pie. «En la práctica, esto marcó el final del programa, con solo cuatro de las doce revisiones previstas completadas”, señaló. La mención tiene su relato político, de la mano de las declaraciones del propio Mauricio Macri, tiempo después de dejar la presidencia. Dijo que su gobierno había terminado en agosto de 2019. Lo que no completo, pero se verificó con el tiempo, es que lo que comenzaba, era un largo período de endeudamiento, que va a ocupar al menos dos generaciones para la Argentina, con un FMI que pese a reconocer de manera suave sus propias responsabilidades en esta historia hará lo que hace cualquier acreedor: querer cobrar. Con el agregado, ya conocido, de las famosas condicionalidades.

La pulseada, por ahora, está en el punto medio y lo saben todos.


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