Cristina y el llamado a la transición de la historia

 

Además del obligado repaso por la coyuntura política y el frente judicial, la vicepresidenta dijo que no hay «ni renunciamiento ni autoexclusión: hay proscripción». El Operativo Clamor por su candidatura suma voces, pero ella repitió un pedido que hizo en abril de 2016.

Iban apenas 125 días desde que Cristina había dejado el cargo, indirectamente, en manos de Mauricio Macri. Entonces, ya sin fueros, Cristina decía: «ayer escuché a una señora que decía que tenían que inhabilitarme de por vida para ocupar cargos públicos. La proscripción otra vez en la Argentina, ¡qué poco originales!».

El ariete judicial que determinó que el mandato de la presidenta entre 2007 y 2015 terminara a las 0:00 del 10 de diciembre, fue la decisión de la jueza María Romilda Servini. Eso dio paso a la breve presidencia de Federico Pinedo, que al mediodía del 10 de diciembre de 2015 le entregó la banda y el bastón a Mauricio Macri.

La historia dejó plasmado el errado mito de la negativa de Cristina a proceder con la trasmisión de mando. Pero el paso de comedia se debió al fallo judicial de una magistrada que ocupa su cargo desde el 19 de noviembre de 1990, acaba de cumplir 86 años y como tantos otros jueces no paga el Impuesto a las Ganancias.

La titular del Juzgado Criminal y Correccional Federal Nro. 1, María Romilda Servini, aquella a quien el gran Tato Bores le dedicara la canción de la «jueza Barú Budú Budía», en artística respuesta a la censura previa que la jueza determinó sobre dos fragmentos que iban a salir al aire el domingo 10 de mayo de 1992.

El fallido traspaso, con efectos solo simbólicos, fue sin embargo una muestra de cómo el Poder Judicial exhibía una cuerda que iría a tocar en reiteradas oportunidades. El ocupar lugares del Legislativo y del Ejecutivo, como manera de gobernar, se expresa con máxima crudeza en estos días, con el conflicto en torno a los fondos de la Ciudad de Buenos Aires.

Cristina y Comodoro Py

En ese lluvioso miércoles 13 de abril, ante decenas de miles de personas, la actual vicepresidenta también dijo que «por eso creo importante organizarse, creo que es importante unirse. En cuanto a mí, mis queridos compatriotas, no se preocupen, ustedes saben que voluntariamente y explícitamente renuncié a tener fueros. Se cansaron de polemizar, se cansaron de publicar que iba a tener un puesto, un cargo, lo que fuese que me dieran fueros. No los necesito, tengo los fueros del pueblo. Los que me dio el pueblo en dos elecciones consecutivas».

Fue el día del nacimiento, se vio con el tiempo, de Unidad Ciudadana y luego del actual Frente de Todos. «Los dirigentes en definitiva no cambiamos la historia. Los que cambian la historia son siempre los pueblos y hay dirigentes que se hacen cargo de esos cambios».

Ese momento coincidió con la indagatoria pedida por el luego fallecido juez Claudio Bonadío en una causa donde se la acusaba, junto con otros exfuncionarios, de haber generado la venta de contratos de dólar a futuro desde el Banco Central en perjuicio de las arcas del Estado.

Fue el primer paso de una persecución judicial con múltiples aristas, donde se combinaron elementos de presión mediática, apriete a testigos, causas armadas, espionaje ilegal y hasta Doctrinas creadas ad-hoc, como las que se motorizaron desde la propia Corte Suprema de Justicia, a cargo de Ricardo Lorenzetti, quien le dio luz verde al camarista federal Martín Irurzun, para encarcelar preventivamente a dirigentes de la oposición, en nombre del «poder residual», que se suponía aún conservaban.

La propia Cristina dijo en su discurso de ayer en Avellaneda, «que este partido judicial influye sobre la calidad de vida de todos las ciudadanos. Hay que despabilarse, argentinos y argentinas. Cuando te arrancan la cabeza con el celular, el cable, internet, es porque hubo un juez que citó un amparo para que no sea servicio público. Lo mismo con las prepagas».

En relación al fallo a favor de CABA, afirmó que «la Corte hizo caso omiso a una ley». «Es como si hubiera desaparecido el Estado de derecho», aseguró.

“Yo quiero ir al fondo de la cuestión, a qué está pasando con la cuestión democrática en Argentina. Macri modificó con un decreto simple lo que le tocaba al gobierno nacional y le dio muchísimo al gobierno de la Ciudad, la ciudad más rica de la República Argentina. Lo que le quitó de esa porción de las provincias se lo dio a CABA. Después, esto que fue discutido por gobernadores, fue resuelto por otro decreto por el gobierno del presidente Alberto Fernández. No quedó en un decreto simple, hubo una ley del Congreso de la Nación, una ley que consagró ese decreto y esa nueva distribución. Sin embargo, la Corte hizo caso omiso a esa ley”.

Su propio rol en el armado político

«Cada dirigente, cada militante tiene su bastón de mariscal en la mochila: sáquenlo, sáquenlo. Y no pidan permiso a nadie para sacarlo. En todo caso, si se equivocan, pidan perdón. Pero permiso, no le pidan permiso a nadie», dijo Cristina.

En mayo de 2019, a días del cierre de las listas, la entonces senadora sorprendió con un video con su voz en off, un sábado por la mañana. Allí anunciaba que le había propuesto a Alberto Fernández una fórmula dónde ella iría a acompañarlo.

Casi 4 años después, la lección indica que la historia no es calco, sino creación concreta sobre la base de la realidad vigente. Lo que Cristina dice, cuando llama a que se abran los cierres de las mochilas para que aparezcan bastones de mariscales, es que tal vez sea momento de mirar hacia adelante.

Al fin y al cabo, los pibes y las pibas que cantan «si la tocan a Cristina, que quilombo se va a armar», ya están en edad de hacerse cargo.



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