Con este nuevo anuncio, el Gobierno francés pretende evitar a toda costa que se repitan este sábado las escenas de guerrilla urbana de la protesta del pasado 1 de diciembre en París. A la anulación del impuesto al combustible -el que prendió la mecha del movimiento-, se unen otras dos medidas dirigidas a apaciguar la tensión social ya comunicadas el martes: la congelación de las tarifas de la electricidad y el gas.
El nuevo gesto de Macron a este movimiento contestatario sucede el mismo día que la Asamblea Nacional francesa sometió a votación la gestión gubernamental, aprobada por mayoría absoluta, con 358 sufragios de los diputados de La República en Marcha (LREM) de Macron y sus socios centristas, frente a 194 votos en contra.
En el Consejo de Ministros, Macron no cedió, sin embargo, a otra de las principales reivindicaciones de los "chalecos amarillos", el restablecimiento del impuesto sobre la fortuna (ISF). Este tributo, que lo pagaban aquellos con un patrimonio neto imponible superior a los 1,3 millones de euros, fue suprimido en 2018 con el objetivo de aumentar el atractivo del país para los inversores y evitar que las grandes fortunas se establecieran en el extranjero. Fue sustituido por el de la fortuna inmobiliaria (IFI), que tasa exclusivamente el valor neto del patrimonio inmobiliario.