Sergio Massa se encuentra ante los setenta días más importantes de su carrera política. «A partir de esta noche, empiezan semanas trascendentes para el país. Terminó el primer tiempo. Nos queda el segundo tiempo, el alargue y los penales. Vamos a pelear hasta el último minuto», anunció desde el búnker de Unión por la Patria el domingo a la medianoche.
Al frente del ministerio de Economía y candidato presidencial del peronismo, enfrentará un camino hacia las elecciones generales del 22 de octubre entre el salto devaluatorio, una inflación que puede llegar a dos dígitos, el envión triunfal de Milei y la campaña por ingresar al balotaje.
Una vez que se bajó del escenario en el Centro Cultural C, Massa se quedó hasta pasadas la una de la madrugada con Eduardo «Wado» de Pedro, Axel Kicillof, Máximo Kirchner, Leandro Santoro y Agustín Rossi analizando cómo seguir después de un resultado complejo y alejado de lo que el oficialismo se proponía para esta primera instancia de la campaña: que Massa sea el candidato más votado y que el gobierno supere el piso del 30 por ciento.
El día 1 de 70 lo inició con una devaluación del peso que producirá, nuevamente, una alta inflación mensual. Con el objetivo de estabilizar el dólar oficial en $360 hasta las generales, el ministro de economía enfrentará setenta días entre negociaciones con el FMI y una campaña electoral que no tendrá tregua, ante dos candidatos radicalizados como Bullrich y Milei.
«Hay que construir una nueva mayoría con Massa a la cabeza», repetían desde el domingo a la madrugada desde las filas oficialistas. Ese slogan ya formaba parte de la campaña del Frente Renovador cuando se sumó al Frente de Todos, en 2019. El objetivo será polarizar con Milei, pero para eso deberán dejar afuera de la contienda a la ganadora de la interna de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich.
«La tarea es unificar todo lo que esté suelto y ampliar por donde se pueda. Esa es la orden que dio Massa en todos los distritos», aseguran fuentes del oficialismo.
Con este panorama, Unión por la Patria intentará incorporar votantes de los precandidatos que quedaron fuera de la contienda. «Hay que salir a abrazar a los radicales, a los independientes y al campo popular. Vamos a dejar hasta nuestra última gota de transpiración. Son setenta días para darla vuelta», dejó en claro Massa en su discurso del domingo.
De esta manera, se le presentan distintos espacios a donde ir a «buscar» los votos. Por un lado, el radicalismo que apoyó a Larreta tras una batalla durísima en la interna contra Patricia Bullrich. Por el otro, el sector que priorizó el voto a Schiaretti pero en las generales puede definirse por alguno de los espacios que tengan chances de ir al balotaje.
Sin embargo, la estrategia principal se focalizará en ir por los ausentes. 700 mil votos separan a Unión por la Patria de La Libertad Avanza, mientras que 10 millones de personas que figuraban en el padrón no asistieron a las elecciones. Los votos que fueron al precandidato Juan Grabois ya se presuponen adentro y también se posará un ojo sobre el 6% que votó en blanco o impugnó su sufragio.
Ante este escenario adverso, también esperan desde el comando de campaña una actividad de mucho mayor: «La Cámpora va a jugar fuerte, Cristina también, para colgarse la medalla de que ellos posibilitaron el triunfo de Massa», señaló una fuente a Informe Político. «Es Massa contra la locura», sintetizan desde Unión por la Patria, palpitando lo que serán los setenta días de campaña que definirán el futuro del país y en los que Massa promete «dejar hasta la última gota de transpiración».
El 22 de octubre a la medianoche se sabrá si hay alargue y penales, y si el peronismo seguirá jugando el partido.
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