Francisco, por intermedio de un cardenal, tuvo que aclarar que la Iglesia sigue sin avalar las uniones de personas del mismo sexo.
El papa Francisco defendió el viernes un documento del Vaticano sobre bendiciones para parejas del mismo sexo, pero dijo que no eran una aprobación de un estilo de vida que la Iglesia católica considera potencialmente pecaminoso, sino de individuos que buscan acercarse a Dios.
Era la segunda vez en varias semanas que Francisco intentaba aclarar la declaración del 18 de diciembre, que provocó un amplio debate en la Iglesia, con obispos de algunos países negándose a que sus sacerdotes la aplicaran. Lo hizo por primera vez en una entrevista en la televisión italiana el 14 de enero.
Sus más recientes comentarios fueron en un discurso a los miembros del departamento doctrinal del Vaticano. Su director, el cardenal Víctor Manuel Fernández, ha concedido una serie de entrevistas para aclarar la intención del documento, conocido por su título en latín Fiducia Supplicans (Confianza suplicante).
La intención de las bendiciones, dijo Francisco, era "mostrar concretamente la cercanía del Señor y de la Iglesia a todos aquellos que, encontrándose en situaciones diversas, piden ayuda para continuar —a veces para comenzar— un camino de fe".
La Iglesia enseña que el sexo homosexual es un trastorno pecaminoso y que las personas con atracción hacia el mismo sexo, que no se consideran pecaminosas, deben intentar ser castas.
El Papa dijo que, si bien no se exige la "perfección moral" a las personas que solicitan estas bendiciones, éstas no pretenden justificar una relación que la Iglesia considera irregular.
"Cuando una pareja se presenta espontáneamente para pedirlas, no se bendice la unión, sino simplemente a las personas que juntas lo han pedido. No la unión, sino las personas", dijo Francisco.
Francisco subrayó que estas bendiciones no deben darse en un contexto litúrgico. El documento dice que deben impartirse discretamente y nunca con ninguna de las pompas o adornos ceremoniales que se encuentran en las bodas.
Desde su elección en 2013, Francisco ha tratado de hacer que la Iglesia, con sus 1.350 millones de miembros, sea más acogedora para las personas LGBTQ+, pero sin cambiar la doctrina.
En su discurso del viernes, Francisco pareció reconocer el rechazo que desató el documento, en particular en África, donde los obispos lo han rechazado de hecho. En algunos países del continente la actividad sexual entre personas del mismo sexo puede llevar a la cárcel o incluso a la pena de muerte.
Francisco dijo que cuando se den las bendiciones, los sacerdotes deben "tener en cuenta naturalmente el contexto, las sensibilidades, los lugares donde se vive y las formas más apropiadas de hacerlo".
FUENTE: NA
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