Mientras esta semana paÃses como Argentina o Estados Unidos iniciaron sus sesiones ordinarias en sus respectivos congresos -no sin escándalos- en el otro extremo del mundo se está llevando a cabo un evento mucho menos publicitado pero no por eso menos relevante. El miércoles en China se inauguró la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular, el órgano legislativo del paÃs. Durante una semana, cerca de tres mil diputados estarán reunidos en el Gran Salón del Pueblo en PekÃn para aprobar las lÃneas maestras de la polÃtica nacional dictadas por el Partido Comunista Chino.
Si bien las decisiones clave ya han sido definidas por la cúpula del partido, las llamadas “Dos Sesiones”, que reúnen a la Asamblea Popular Nacional y a un influyente órgano asesor, revelan las prioridades y preocupaciones. Y aunque las discusiones se dan a puertas cerradas, es pública la apertura de la sesión parlamentaria en la que el Primer Ministro Li Qiang develó las metas para el 2025. ¿Cuáles son los planes del gigante asÃatico para afrontar el año de la serpiente de madera? ¿Cómo responderá a los sacudones provocados por la vuelta de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos?
Si se mira hacia adentro, en China existen dos problemas estructurales persistentes a los que el gobierno no les encuentra salida. Uno de ellos es el estancamiento del consumo doméstico. La demanda interna lleva tiempo aletargada lo que alimenta una espiral deflacionario y de precios bajos. El otro, es la crisis en el mercado inmobiliario. El que supo ser el motor de crecimiento económico, ahora se encuentra hundido por las deudas. El trasfondo se explica en la falta de confianza en una economÃa que, tras décadas con ritmos de crecimiento de dos dÃgitos, se fue apagando con la pandemia del covid-19.
En su discurso, Li Qiang, anunció medidas para impulsar la demanda interna. El término “consumo” lo mencionó 31 veces lo que lleva a suponer que será una de las máximas prioridades este año. Aunque una de las grandes crÃticas fue que -más allá de ciertos subsidios especÃficos- se citaron pocas medidas de ayuda concreta para hogares. Se suma también otro factor: el desempleo, como un fantasma que viene pisando fuerte. El ministro ha reconocido que la recuperación económica “no es lo suficientemente sólida”. De todas maneras, para el 2025 se fijó un objetivo de crecimiento del PIB de “alrededor del 5 por ciento”. Similar al de los últimos años.
Otro de los ejes troncales de la exposición fue el fortalecimiento militar. El gobierno anunció un incremento del 7.2 por ciento en el gasto en defensa. La carrera armamentÃstica china es una de las grandes preocupaciones de Occidente. En 2024, PekÃn dio varios saltos en este campo: presentó un nuevo modelo de caza furtivo para competir con los F-35 estadounidenses, lanzó su tercer portaaviones y anunció la construcción de un cuarto. Además, en una muestra poco frecuente de músculo militar, lanzó un misil balÃstico intercontinental hacia el océano PacÃfico. El objetivo es tener controlada la región.
El año pasado, también intensificó su presencia militar en torno a lo que numerosos analistas consideran el lugar más peligroso del planeta: Taiwán. La isla que China reclama como parte inalienable de su territorio y a la que Estados Unidos apoya militarmente. La mención a la “reunificación” es siempre uno de los momentos cumbre del discurso. Este año, el Primer Ministro ha expresado: “Nos opondremos con decisión a las actividades separatistas destinadas a conseguir la independencia de Taiwán, asà como a las interferencias externas, con la meta de promover el desarrollo pacÃfico de las relaciones a través del Estrecho”.
Otro gran tema de la asamblea este año es el regreso de Trump a la Casa Blanca, que ha reavivado las hostilidades comerciales entre ambas potencias. El republicano acusa a China -como también a México y Canadá- de no hacer lo suficiente para frenar el tráfico ilÃcito de fentanilo, un potente opiáceo sintético que mata cada año a más de 70 mil personas en Estados Unidos. Al menos, ésta fue la explicación que el mandatario encontró para aplicar unilateralmente aranceles a productos provenientes de estos paÃses. El gigante asiático, que inicialmente preveÃa impuestos del 10 por ciento, ahora enfrenta gravámenes de hasta 20 puntos porcentuales.
A diferencia de Canadá y México, que realizaron concesiones, el gobierno chino respondió anunciando medidas recÃprocas. Éste decidió aplicar aranceles adicionales del 10 y el 15 por ciento a decenas de productos norteamericanos. Para las autoridades asiáticas, el fentanilo es solo “un pretexto” para agitar la amenaza arancelaria, dado que la polÃtica antidrogas norteamericana “es una de las más estrictas y rigurosas del mundo”. Además anunció que llevará el caso ante la Organización Mundial del Comercio porque éste es un “tÃpico acto de unilateralismo y acoso que le falta el respeto a los hechos y a las reglas del comercio internacional”.
El gobierno liderado por Xi Jinping también amplió su “lista de entidades no fiables” con empresas estadounidenses vinculadas al sector de la defensa y la tecnologÃa. Esto le permite imponer medidas punitivas. El portavoz de Exteriores Li Jiang ha expresado: “La intimidación no nos asusta” y agregó: “Presionar, coaccionar o amenazar no es la forma correcta de tratar con China. Cualquiera que utilice la máxima presión sobre China está eligiendo al tipo equivocado y calculando mal”. Una forma de dejarle claro a Trump los lÃmites del juego.
También se ha puesto la mirada en la inteligencia artificial y la autosuficiencia tecnológica, uno de los grandes éxitos de China de este último tiempo. El reporte de la asamblea anunció el respaldo a modelos a gran escala, equipos de fabricación inteligente, vehÃculos conectados y robots inteligentes. La reciente aparición de la plataforma Deepseek ha sacudido los cimientos de la industria. En enero, PekÃn sorprendió al mundo demostrando que compite con los desarrollos más avanzados de Occidente. Esto redefine las reglas del juego tecnológico en un contexto global de tensiones económicas y geopolÃticas.
En el plano diplomático, el gobierno de Xi Jinping busca proyectar una imagen de estabilidad y liderazgo global en contraposición a la volatilidad de Trump. Mientras Washington altera sus alianzas tradicionales con Europa y favorece un acercamiento a Rusia, PekÃn ha intensificado su diálogo con la Unión Europea y ha reafirmado su relación con Moscú. En tiempos de incertidumbre global, la cúpula china parece tener claro su mensaje: no habrá concesiones ni en lo económico ni en lo estratégico.
El ministro de Asuntos Exteriores Wang Yi, el diplomático más veterano de China y hombre de confianza de Xi Jinping, resumió la visión de su paÃs sobre el panorama global actual con una advertencia contundente: “Hay más de 190 paÃses en el mundo (...) Si todo el mundo pusiera el acento en ‘mi paÃs primero’ y se obsesionara con una posición de fuerza, volverÃa a reinar la ley de la selva”. Pero no sólo eso, asegura que “la tendencia subyacente del crecimiento económico a largo plazo no ha cambiado y no cambiará. El barco gigante de la economÃa de China continuará surcando las olas y navegando firmemente hacia el futuro”.
La Asamblea Nacional Popular de este 2025 deja un mensaje contundente: China piensa en décadas, no en titulares. No se deja arrastrar por la coyuntura ni cede ante presiones externas. El segundo paÃs más poblado del mundo no compite, moldea el tablero global según sus intereses. Tiene la capacidad para hacerlo. Mientras Trump juega a la confrontación, PekÃn apuesta a la resistencia y la consolidación dejando en claro que seguirá su propio rumbo.¿Será Occidente capaz de hacer lo mismo, o seguirá reaccionando a los golpes?
Fuente SFA
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