El río Paraná disminuyó su caudal en los últimos meses debido a una bajante no inusual pero sí pronunciada. Cambia el paisaje y en las costas del río se oberva más playa pero también queda al descubierto la cantidad de basura que que hay en su cauce.
Esta contaminación perjudica especialmente a los peces que comen los plásticos, además del impacto ambiental que ocasionan.
"Ha sido muy notoria la cantidad de elementos que han aparecido producto de esta bajante. No quiere decir que antes no estaban, sino que no los veíamos", dijo en "Primera Tarde" Martín Bletter, del laboratorio de Hidroecología del Instituto Nacional de Limnología (Inali) de la Universidad Nacional del Litoral.
El espacialista consideró que "ahora que tenemos la oportunidad de observarlo debemos tomar dimensión de la importancia de este fenómeno de contaminación", y agregó: "el Paraná es uno de los ríos más caudalosos del planeta y le debe a ese caudal la posibilidad de arrastre que ha ido continuamente llevando distintos tipos de residuos. Lo que estamos viendo, aunque es mucho, es solamente una fracción de lo que estamos contaminando porque la otra fracción es arrastrada por el río".
Bletter, indicó que esta contaminación es por "basura doméstica" y comentó que están tratando de cuantificar el daño para "ver en qué situación está el Paraná hoy y sobre todo ver cuán considerados somos con el río como ciudadanos".
En ese sentido, remarcó que "el río es objeto de recreación y de explotación económica en nuestra zona. Sin embargo, esto no se condice con la realidad porque no se lo considera lo suficientemente importante como para cuidarlo al menos en ese aspecto".
"Es un problema social, económico y cultural", reflexionó Bletter, quien remarcó: ""la bajante del río es como levantar la alfombra y ver lo que había abajo. El Paraná, los plásticos y nuestra sociedad son lo mismo y no se puede seguir así".
Fuente: LT10/SFA
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