Rosenkrantz admite: "Con Rodríguez Simón y Quintana me une una amistad de muchos años"

El presidente de la Corte Suprema fue citado a declarar por los llamados telefónicos que le realizó el prófugo y admitió públicamente que con Rodríguez Simón y Mario Quintana los une una historia de amistad.



El presidente de la Corte Suprema, Carlos Rosenkrantz, se refirió a la causa de la Mesa Judicial M que investiga la jueza María Serivini, en la cual fue citado a declarar por los llamados telefónicos que le realizó el prófugo, Fabián Rodríguez Simón y admitió públicamente que con Rodríguez Simón y Mario Quintana los une una historia de amistad. “Con Rodríguez Simón y Quintana me une una amistad de muchos años", dijo.

“La doctora Servini me citó a una declaración testimonial en una causa en la que se está investigando la presunta comisión de delitos de funcionarios del gobierno anterior cuyo perjudicados habría sido el Grupo Indalo”, indicó del ministro de la Corte antes de admitir su relación con el operador judicial macrista y el exvice jefe de Gabinete.

Por otro lado, Rosenkrantz se refirió a uno de los cuestionamientos más repetidos por parte de la sociedad argentina: la lentitud en la resolución de los casos judiciales. “La sociedad tiene razón cuando dice que la Justicia es lenta”, manifestó, aunque señaló que no siempre es culpa de los magistrados: “Muchas veces los argentinos tendemos a externalizar la responsabilidad. Y cuando los juicios son lentos creemos que los responsables son los jueces, pero no siempre es así”.

Asimismo, dijo que para mejorar es necesario aplicar “cambios procesales”, pero también “cambios en el modo en que se ejerce la profesión y en que se imparte la educación legal”. “No hay solución mágica”, dijo el presidente del máximo tribunal, aunque agregó que también hay que señalar que “no todos los procesos judiciales son lentos, en general los que son más lentos son los megaprocesos”.

Otra de las críticas al Poder Judicial tiene que ver con la denominada “puerta giratoria”, una frase que suele utilizarse para referirse a la rapidez con la que se pone en libertad a los delincuentes. “En un estado democrático, la libertad es la regla y la restricción a la libertad es una excepción”, señaló en primer lugar, por lo que “la pena se le puede aplicar únicamente a quien es declarado culpable y no puede tener un efecto indicativo”.

Al mismo tiempo, remarcó que “pena y venganza son cosas diferentes y antinómicas”. La cuestión de la puerta giratoria, dijo, tiene más que ver “con la administración de la prisión preventiva, que es un capítulo que presenta algunas complejidades. Pero las prisiones preventivas no pueden ser arbitrarias. Si no hay indicios para pensar que puede haber entorpecimiento de la función jurisdiccional, en principio la prisión preventiva no debería aplicarse”, sostuvo.



Fuente | minutouno

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