En febrero, el casquete polar alcanzó su nivel más bajo desde que empezó a ser medido en 1978. Si la masa continental empieza a descongelarse podría producir una catástrofe ambiental.
El casquete polar de la Antártida se redujo a niveles récord por segundo año consecutivo. Otro de los indicadores, la capa de hielo diaria, llegó a su mínimo histórico. Si la masa continental empieza a descongelarse podría producirse una catástrofe ambiental.
El área de hielo sobre el océano que rodea el continente tenía una superficie de 2,09 millones de kilómetros cuadrados el pasado 16 de febrero. Se trata del nivel más bajo del que se tiene registro desde que comenzaron las mediciones en 1978, según informó este jueves el observatorio europeo del clima Copernicus.
Según los datos, en febrero de 2023 el casquete de hielo marino antártico se redujo "en un 34% por debajo de la media", batiendo el récord mensual de febrero de 2017.
Además, señaló que la extensión de hielo diaria "también llegó a un mínimo histórico, superando el récord previo de febrero de 2022". Esta reducción ya había sido advertida el mes pasado por el Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve (NSIDC) de Estados Unidos.
La capa de hielo sobre el océano se achica y se repone cíclicamente cada año según la estación, pero las mediciones indican que el retroceso se profundizó durante los últimos ocho años. Esto no supone un aumento del nivel del mar porque se trataba simplemente de agua helada que estaba congelada.
Sin embargo, esta reducción deja al descubierto la masa continental de hielo dulce que queda expuesta a los embates del océano. Si esta masa llegara a descongelarse, los especialistas advierten que podría producir una catástrofe ambiental.
El hielo marino ejerce otro papel importante: el denominado efecto albedo de rebote de los rayos solares. Al fundirse es reemplazado por la masa oscura del océano, que absorbe más luz, lo que contribuye al cambio climático.
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