Esta mañana, promediando las 8, se reanudó la búsqueda de los dos hombres que desaparecieron luego de intentar cruzar a pie la Laguna Setúbal en la tarde del lunes a la altura del Espigón II.
Se trata de José Bustos de 50 años y de Luis Aguirre de 56, ambos vecinos de Guadalupe Oeste, quienes en la tarde del lunes feriado se lanzaron a cruzar caminando la laguna y no lograron salir.
Mientras tanto, una mujer fue rescatada. Mariana Bustos de 43 años es hermana de uno de los desaparecidos y la pareja del otro, y consiguió salir del agua gracias a la ayuda de un guardavidas que estaba en el lugar.
Según relata la hermana de uno de los desaparecidos, que llegó cuando le avisaron lo que estaba pasando, “mucha gente cruzaba, y todos cruzaron, el pozo fue justo donde ellos iban caminando”.
“Marina logra darse vuelta, flota y ahí llega Agustín Trovetti (el guardavidas) y la salva”, acota sobre el rescate de su hermana que se encuentra en estado de shock debido a la situación.
En el Espigón se montó un operativo del que participan Buzos Tácticos y Prefectura, quienes emprendieron la tarea de encontrar los cuerpos, ya que no pueden acceder al lugar con embarcaciones.
LOS PELIGROS DE CRUZAR LA LAGUNA A PIE
El geólogo Carlos Ramonell investigador de la FICH, explicó a la prensa por qué no se debe transitar por el lecho en estas condiciones.
"Este fondo lagunar recibe sedimentos muy finos, como arcilla, y ahora estamos viendo un lecho que emerge pero que la mayor cantidad de días, en los últimos 50 años, estuvo cubierto por al menos dos o tres metros de agua. Por eso, la posibilidad de secarse es muy lenta, muy gradual", sostuvo Ramonell, quien remarcó: "El suelo ofrece una falsa sensación de seguridad".
Es decir, que se va secando la lámina superior pero debajo queda un terreno fangoso y poroso, describió el especialista. "El problema de los peatones puede ser secundario, sin minimizarlo, pero el paso de vehículos es más complicado", señaló.
De todos modos, indicó que el lecho no es homogéneo "ya que se ven los pozos de dragado", y acá está el problema. "Quedan como una especie de barrancas, que la tentación de la gente que va en auto es acercarse y al estar emergidas son tan inestables como las que están en la margen de un río".
Poner peso sobre estos pozos de dragado "es peligroso y no debe hacerse", dijo Ramonell. "El terreno es inestable, uno puede ingresar, caminar, pero puede ceder la capa superficial y hundirse".
En ese sentido, insistió: "El lecho de la laguna es inestable, están andando por un terreno que no conocen".
El geólogo Carlos Ramonell investigador de la FICH, explicó a la prensa por qué no se debe transitar por el lecho en estas condiciones.
"Este fondo lagunar recibe sedimentos muy finos, como arcilla, y ahora estamos viendo un lecho que emerge pero que la mayor cantidad de días, en los últimos 50 años, estuvo cubierto por al menos dos o tres metros de agua. Por eso, la posibilidad de secarse es muy lenta, muy gradual", sostuvo Ramonell, quien remarcó: "El suelo ofrece una falsa sensación de seguridad".
Es decir, que se va secando la lámina superior pero debajo queda un terreno fangoso y poroso, describió el especialista. "El problema de los peatones puede ser secundario, sin minimizarlo, pero el paso de vehículos es más complicado", señaló.
De todos modos, indicó que el lecho no es homogéneo "ya que se ven los pozos de dragado", y acá está el problema. "Quedan como una especie de barrancas, que la tentación de la gente que va en auto es acercarse y al estar emergidas son tan inestables como las que están en la margen de un río".
Poner peso sobre estos pozos de dragado "es peligroso y no debe hacerse", dijo Ramonell. "El terreno es inestable, uno puede ingresar, caminar, pero puede ceder la capa superficial y hundirse".
En ese sentido, insistió: "El lecho de la laguna es inestable, están andando por un terreno que no conocen".
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